La mayor confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética no se dio en Europa, sino en el Caribe. Tuvo lugar durante la llamada "crisis de los misiles" en Cuba, en octubre de 1962.
Para entonces la revolución cubana, había dejado de ser un proceso impulsado por sectores democráticos contra la dictadura de Fulgencio Batista, para convertirse en la coartada con la que la URSS establecía una base de operaciones militares y de inteligencia en el corazón de occidente. Este paso agudizó los conflictos entre las superpotencias (Estados Unidos de un lado, la URSS y China Popular del otro) . Poco faltó para que se desencadenara la tercera Guerra Mundial y primera termonuclear. Una catástrofe en la que el pueblo de Cuba, habría sido, el primer objetivo a desaparecer de iniciarse un eventual bombardeo atómico.
En abril de 1961 Fidel Castro proclamó oficialmente el carácter socialista de su gobierno. Con ello daba un giro radical al programa original de la revolución cubana. Ahora se trataba de establecer en Cuba un socialismo de corte soviético, por lo que el primer ministro de la URSS, Nikita Khrushchev no tuvo reparos en fortalecer el subsidio del nuevo régimen de La Habana. La URSS no solo garantizó a Fidel Castro grandiosos recursos económicos, sino también asesores militares y armas de todo tipo, incluidos entre ella los misiles balísticos nucleares de medio e intermedio alcance. Así se inició la construcción en Cuba de rampas para el lanzamiento de cohetes capaces de llegar en minutos a la zona sur oriental de los Estados Unidos. El objetivo fundamental desde el punto de vista soviético era el de modificar el equilibrio de armas atómicas desplazadas por el mundo, hasta entonces desfavorable a la URSS.
La presencia de misiles en Cuba había sido negada públicamente por Khrushchev hasta que el 14 de octubre de 1962, aviones espías norteamericanos fotografiaron las bases de lanzamiento balístico construidas en Cuba bajo el asesoramiento soviético.
La presencia de misiles en Cuba había sido negada públicamente por Khrushchev hasta que el 14 de octubre de 1962, aviones espías norteamericanos fotografiaron las bases de lanzamiento balístico construidas en Cuba bajo el asesoramiento soviético.
La instalación fue descubierta por las fotografías de un avión espía estadounidense, el U-2. Analistas de la CIA señalaron al presidente John Kennedy que estructuras fotografiadas en Cuba parecían corresponder a instalaciones de misiles, todavía no operacionales pero que lo estarían en poco tiempo. Kennedy, se dirigió a la Nación con un mensaje televisado de 17 minutos, el 22 de octubre de 1962. Habló de establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, para cumplir esta medida se desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses. Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de octubre: "...la URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen"; pero en las primeras horas de la mañana, los buques soviéticos disminuyeron la velocidad y regresaron o alteraron sus rutas.
El 27 de octubre un avión espía U-2 fue derribado por un proyectil SAM, disparado por los soviéticos desde una de sus bases, cuando sobrevolaba la isla, aumentando aún más la tensión. Sin embargo, el mismo día, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que Estados Unidos no invadirá a Cuba ni apoyará operaciones con ese fin, y del desmantelamiento de las bases de misiles nucleares norteamericanas en Turquía. Después de continuas negociaciones secretas, de las que estuvo excluido Castro, Kennedy aceptó (sólo los obsoletos misiles del tipo Júpiter). Mucho más tarde se supo que, a cambio del retiro, Kennedy se comprometió a retirar los misiles de mediano alcance que Estados Unidos tenía desplegados en Turquía y a no invadir Cuba, pero con la condición de que esa parte del acuerdo no llegara a ser de público conocimiento en al menos 6 meses.
De esta forma se puso término a la crisis sin dar muestras de debilidad ni de derrota por ninguna de ambas potencias, ya que el teatro de la Guerra Fría quedó así igualado, y se volvió a evitar el conflicto directo; algo que tanto en Washington como en Moscú no se quiso ni imaginar, por mucho que la publicidad bélica de la época dijera lo contrario; traspasando los enfrentamientos a terceros países como ocurrió en Corea y en Vietnam.
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